La obesidad como ideología y la ideología como obesidad
Todos los capítulos son muy especiales para mí, pero éste lo es más. ¿Y por qué? Hoy te enseñaré el arma definitiva en tu guerra contra el mundo, el salto final hacia la excelencia de tu condición humana.
Bienvenido, querido humano lector. A lo largo de esta serie, te he ido ayudando en aspectos básicos como son el dinero, el amor, la sabiduría… Con técnicas sencillas e invencibles, has florecido tus potenciales ocultos como campos de ababoles en primavera. Sé que has hecho un gran trabajo, de mucho mérito y poco aprecio por las gentes que hoy en día se dejan embaucar por vendehumos y pechopalomistas varios. Lo sé, yo he estado en ese punto de inmadurez emocional que aún hay en ti. Te aprecio, chaval, te aprecio.
Como sé que te vas a convertir, ya lo estás haciendo, en un discípulo digno de mi maestría, te voy a explicar lo que separa a un tirado de la vida de un auténtico triunfador, de un flipado ultramítico que hace con la realidad lo que le viene en gana, que modifica a su antojo las condiciones de este universo, de cualquier otro universo y de cualquier interacción con otro ser vivo. Lo que hace que un ser humano triunfe sobre cualquier otro es, presta atención, su carga moral, su capacidad de aplastar hechos físicos y argumentos evidentes con soflamas ideológicas nacidas de su inflamación narcisista.
Para facilitar su aprendizaje, este capítulo se divide en dos bloques muy relacionados entre ellos: En el primero, hablaré de la obesidad como ideología, de ese afán de acumular ideas y más ideas sobre todo lo que puedas llegar a pensar; en el segundo apartado, te explicaré que la ideología como obesidad te permite usar esas ideas que has acumulado para rebatir cualquier contradicción que pueda aparecer en tu mente, bien surgida de tu propio pensamiento o de algún otro humano.
Echamos a rodar.
La obesidad como ideología: acumula kilos, acumula ideas, acumula opiniones.
Si para ti, como para mí, la obesidad es una ideología aceptarás que lo más importante en este mundo es estudiar, leer, viajar, vivir mucho; acumular datos y opiniones con los que construir los rascacielos de tu mente. Tienes que alimentar tu vida, tienes que atesorar muchos conocimientos para llegar a ser una persona que pueda hablar de cualquier cosa. Que estos saberes sirvan para algo en el mundo real no, no es importante.
Amontona muchas ideas, coherentes o no, que te permitan vivir la vida, saber. Mantente informado, hay que estar informado, sin retraso o con retraso, hay que estar alerta para conocer lo que está pasando en el mundo, las razones por las que está pasando lo que está pasando. Lee mucho, en grandes cantidades, no pares de leer porque, como dijo el Quijote, “El que lee mucho, lee mucho y sabe mucho”. ¿O no?
Una vez que ya has alcanzado la obesidad en tu pensamiento necesitas dar un paso más, necesitas convertirla en tu ideología.
La ideología como obesidad: miente diciendo verdades, eclipsa las diferencias, aplasta a tus enemigos.
Una vez que has acumulado ideas, permite que te guíen de una manera lenta y torpe en la vida, que hagan caer su peso sobre los problemas del mundo y sobre ti mismo.
Tendrás cientos de ideas para todo, sabrás de todo, y sabrás mal. Tendrás cientos de kilos de pruebas sobre cualquier detalle de la vida. Incluso sobre los colores de las mariposas cuando vuelan por el cielo buscando una corriente de aire cálido donde mecerse.
Disfruta de las películas que te montas. Si has visto una película polaca sobre un enfermo del corazón, admite sin duda que todas las películas polacas son de enfermos del corazón. Suéltalo con gana, poniendo todo tu esfuerzo y capacidad en convencer y convencerte de lo que dices porque, sea o no sea cierto, es cierto.
Gracias a tu capacidad innata para encontrar patrones, has descubierto que todas las películas polacas tratan del corazón y, generalizando, todas las películas tratan del corazón: Si la película explica los problemas médicos de un enfermo del corazón, es una película del Corazón; si desarrolla los amoríos de un noble burlón y burlado, es una película del acero en el Corazón; si es un documental sobre un río y sus habitantes, es una película con tinieblas en el Corazón. Demasiado corazón, parece.
En esta fase es necesario que todos los que están a tu alrededor sepan que tú sabes más, que has pensado más, que has construido una ideología cuya hija es la moral perfecta que te ilumina y te hace un iluminado. Hombre, que tienes una moral, que tú tienes una moral y el resto pues son una panda de pringados que no saben por donde les da el aire y que no tienen ni ideología, ni estética, ni moral. Quizá tengan una acumulación de pensamientos malolientes y equivocados, pero no tienen una moral porque, reconócelo, sólo tú tienes una moral, una ideología construida con miles de millones de datos que te permiten saber lo que es el saber.
Genial, querido humano lector. Ya has alcanzado todo el conocimiento que hay en este universo, ya sabes cómo ganar cualquier conversación que tengas en esta vida. Ahora sólo necesitas un grupo de seguidores para ser el más listo del vecindario.
Bip, bip.