Expediciones más allá de uno mismo
Bienvenido, querido humano lector.
¿Estás tristoncete porque eres el único que no se ha ido de vacaciones? ¿Sientes un mareo vital cuando hablan de playas lejanas? ¿No te han sellado todas las casillas de tu pasaporte del Joven Castor? No te preocupes: Todo tiene remedio en esta vida, incluso la vida.
Los grandes pensadores de nuestra historia, y la mayoría de los pensadores de peso medio, coinciden en que viajar te desarrolla como humano mucho más allá de las fronteras de las naciones y de la realidad. Viajar te permite entenderte a ti mismo viendo como una hoja cae sobre el follaje de un bosque en el que te acabas de perder; en ese momento, comprendes por qué no te gustan las hojas en blanco, y por qué, al escuchar la palabra follaje, piensas en tu prima. Reconoce que si no fuera por este viaje, seguirías preso de la ignorancia de tus límites.
Viajar es la solución para todo en esta vida; puedes incluso viajar lejos de ti mismo por si pierdes esa idea de que viajar es la solución para todo en esta vida. Si sigues erre que erre con que no puedes ser feliz sin viajar (mis abuelos y los abuelos de estos, que vivieron en un pequeño pueblo, no creo que fueran mucho más felices o infelices que este viajador involuntario que soy yo, pero…), permíteme que te dé varias opciones.
Como en un viaje espacial, iremos quemando etapas hasta llegar al destino que quieres, que quiero: Convertirte en el viajero definitivo. La primera etapa es la más sencilla: El Viaje Chiquitín, viaje por países pequeños.
Si no sabes viajar, lo más sensato es seguir la guía “Viaje por países pequeños. Son más fáciles de visitar”, escrita por el chico más pálido de cualquier playa decente, Poch. Poch, un marinero que pudo compartir aventuras con Estrabón y Gulliver, recogió en este famoso libro todo su conocimiento sobre los viajes: Qué bailes populares tienes que aprender, cómo se cuenta la población en esas circunstancias tan complejas… En resumen, todo lo importante sobre un país y sus gentes.
Como breve nota, también te recomiendo otro libro de Poch sobre los mejores planes para el fin de semana, pero no diré su nombre porque podría reabrir heridas ya cerradas.
Una vez que dominas el viaje por países pequeños en tamaño, continuamos con la siguiente etapa: En el Viaje Humanitario vamos a visitar países pequeños en desarrollo o moralidad. Desde tu atalaya de profeta salvífico, descubres que hay países que necesitan que los bombardees o invadas para mejorar su vida; o que les expliques las bondades de tu sistema de vida súper avanzado, ése donde dos tranquilizantes, cuatro antidepresivos y ocho antipsicóticos consiguen la misma cara de liberación que una vaca de un país pequeño en desarrollo o moralidad. ¡Ánimo! Entrena sin descanso hasta dominar esta vía.
Seguramente, te encontrarás en esta vía un tren; y a ese tren, lo mirará una vaca con la misma cara de liberación que te he dicho en el párrafo previo. Entonces, tú mirarás a la vaca y la vaca te mirará a ti. “Soy una vaca” exclamarás. Pues bueno, este es el siguiente episodio clínico en tu camino: En el Viaje Iniciático encontrarás un maestro lejano que te ayudará a deambular por los destinos del hombre.
Por suerte, ya has encontrado a tu maestro: Una vaca. Y este maestro es un maestro mucho mejor que la mayoría de ellos: Sus sermones se reducen a sus mugidos; y sus técnicas de salvación son mascullar hierba, mirar la vida como se mira a un tren, e intentar matar moscas con el rabo.
Tras practicar cientos de años estas técnicas milenarias, puedes pasar a la siguiente fase: Viaje de Droga en Droga y tiro porque es coca. Alguna de las hierbas que te comerás, imitando a tu maestra Vaca, te alimentará también de una manera distinta, especial. Sentirás que estás en conexión no telefónica con el universo, que podrás llamar a cobro revertido a cualquier emoción que haya habido en tu historia. Podrás recordar una y otra vez dolores que se te clavaron y te clavaron en el pasado y, al llamar a cobro revertido, la factura y el dolor de recordarlos los pagarán ellos hasta que queden muertos para siempre en tu vida. Cómo no, también podrás ver y comer gamusinos fosforescentes.
Cuando seas uno con esta parte de tu expedición, quizá llegues a la última etapa: El Viaje Astral utilizando un hacha.
Habiendo visitado países pequeños en tamaño y en desarrollo, habiendo sido una vaca con una mirada de pánfilo, habiendo puesto finos tu cuerpo y tu espíritu, quizá se abran los puertos espaciales que hay en tu alma. Con tus viajes astrales plenamente operativos, podrás ir de un lado a otro del cosmos para visitar las Guadaneras o la Silla del Dios Sentado, podrás lanzar tu hacha y colarte por la grieta de espacio y tiempo que habrá rasgado. Podrás, si quieres.
Enhorabuena, querido humano lector, ya has alcanzado el dominio del séptimo sentido mirando, como ave Fénix, al Chakra de Virgo con los ojos cerrados. No rebles ahora.
Bip, bip.