Poder estar en silencio y no decir nada, y no tener que decir nada.
Completar mis frases con tus palabras para expresar lo que aún no sabía que sentía.
Y estar bien.
Y sonreír.
Y no tener que hacer nada porque no hay nada que haya que hacer.
Sentir que es así la vida.
Con tu mano en mi mano, en un parque, en una cena, en un hospital.
Tener el otro lado de la cama lleno. Bueno, medio lleno.
Poner los cubiertos de la mesa y cuando sólo pongo unos sentir que la mesa aún no está puesta.
Poder estar en silencio y no decir nada, y no tener que decir nada porque se haya entendido todo.