Liberando las válvulas de presión que le han confinado en un destino, el aire sale, la identificación sale. Se van desconectando todas las partes de su cuerpo, se van desconectando todas las partes de su alma.
Gira su rostro hacia su mano izquierda, espera unos segundos; gira su rostro hacia su mano derecha, suelta la tensión acumulada en ese dedo índice que apunta a la nada.
Gira su mente hacia sus deseos, espera unos segundos; gira su mente hacia sus miedos, suelta la tensión acumulada en esa rutina protectora que le hace huir de sí mismo.
Tras liberar otras partes de su cuerpo, nota que el índice que señala a un pasado que ya no existe, el índice que le muestra el camino para su salvación, vuelve a tensarse, quizá ahora con un poco menos de intensidad. Lo vuelve a soltar y continúa.
Tras liberar otras partes de su alma, nota que la rutina que le hace huir de sí mismo, la rutina que le hace identificarse con lo que le sucede, vuelve a estar en marcha, quizá ahora con un poco menos de intensidad. La vuelve a soltar y continúa.
Ciclo tras ciclo, todo va quedando en calma, todo va dejando de existir de una manera particular.
Ciclo tras ciclo, los planetas orbitan alrededor de sus manos, sus deseos se esparcen por el polvo de las estrellas.
Abre los ojos y contempla el amanecer de un nuevo universo.