He llamado por teléfono a una empresa de autobuses. No ha habido suerte.
He llamado por teléfono a una compañía ferroviaria. No ha habido suerte.
He llamado por teléfono a una naviera. No ha habido suerte.
¿Qué pasa? ¿Por qué razón no me los venden? Debe de ser por el teléfono, así que lo tiro. Esto hay que solucionarlo cara a cara, sin complicadas máquinas que entorpezcan la comunicación.
Voy en persona a una aerolínea. No ha habido suerte.
Voy en persona a una agencia aeroespacial. No ha habido suerte.
Voy en persona a una congregación de viajes astrales. No ha habido suerte.
No entiendo cómo se las arreglan el resto de personas, pero yo me doy por vencido. Tendré que hacerme a la idea de convivir con ellos hasta el fin de mis días, sin respuesta a mi pregunta de cómo puedo conseguir un billete para que se marchen mis mocos.