Muchas personas intentan hacerte pagar la factura de su sufrimiento. Incluso tú. Incluso yo.
Vemos el mundo, vemos la vida, y el sufrimiento que nos causa debe pagarlo alguien, sea o no sea responsable, esté o no esté relacionado. Hay una factura; ha de haber un pagador.
Empreñando a unos y otros para resolver nuestros dolores en una huida hacia un futuro que nos llene; o que, al menos, sustituya este presente que nos ahoga por otro presente que, viéndolo como liberador, será el mismo verdugo con la misma cara.
Ese verdugo tendrá la misma cara, ese verdugo tendrá nuestra misma cara.