Conquista a un triglicérido ahora
Bienvenido, querido humano lector.
A ti te molan los triglicéridos, sientes que tu corazón palpita cual colibrí pasado de coca cuando se mezclan vuestros suspiros, has notado alguna vez su cuerpo contra el tuyo, sus átomos de carbono e hidrógeno tendiendo enlaces entre su alma y la tuya mientras tus constantes cósmicas tremolan de placer. Sé que tú también lo has notado.
Para mostrar la luna y no el dedo en el caso de los triglicéridos, se pueden utilizar las palabras de Gasset. Decía Ortega que muchos hombres han nacido para amar a una mujer determinada, pero, como es normal, consumen su existencia sin encontrarla. Repondrás que cómo oso comparar a esa maravilla de la naturaleza con unos seres tan así asá como los humanos. Primero, porque no como oso; y segundo, porque con los triglicéridos pasa lo mismo, hazme caso.
¿Te preocupa que no encuentres a tu triglicérido media naranja, querido humano lector? ¿Sí? Vas por el buen camino. ¿No? Empieza a preocuparte y no pares hasta que te preocupes con preocupación. ¿Ya te has preocupado? No tengo ni idea de tu respuesta y no viene al caso porque lo realmente importante son los triglicéridos. Estamos en la época de los triglicéridos, de amar a los triglicéridos, habiendo dejado para siempre olvidada la nefanda época del amor verdadero.
En este coleccionable te daré tres técnicas para conquistar a tu triglicérido favorito desde el primer instante:
La primera vía es no amar a los triglicéridos. Con esta simple recomendación, ya habrás logrado tu objetivo.
La segunda vía es comerte al triglicérido que desees. Si puede ser junto a toda su familia, mejor.
La tercera vía nace de la búsqueda de la virtud en uno mismo y se llama “Con redes y trampas, nada me falta”.
Vamos a ello.
Decía que la primera técnica que te presentaré para conseguir el amor de los triglicéridos es no amarlos, evitar cualquier contacto con ellos. Lo que en un principio podría parecer ridículo también lo es en un final, pero el Universo siempre nos está ayudando a reírnos de todos y de todo, por lo que esta técnica es básica en tu misión.
Como es bien sabido, las leyes que rigen nuestra existencia fomentan la atracción entre los opuestos, entre lo positivo y lo negativo, entre la vida y la muerte. Una vez que aceptes esto, lo más ridículo de la propuesta dejará paso a un entendimiento de la realidad que te hará mantener la serenidad ante cualquier despropósito. Esto será un efecto secundario de esta técnica que no palidece al compararlo con la maravillosa abundancia de triglicéridos que tendrás a tu alrededor: No los ames y tu vida estará llena de ellos, así es el camino de esta vía.
Cuando no has logrado no amar a los triglicéridos, cuando el desdén no se convierte en desgana vital si están a tu lado, abre la boca y zámpatelos: Estás ante la segunda técnica. Decía el ilustre politogonero Guspir Thalos que no hay nada que el hambre no remedie, el hambre de saber, el hambre de prosperar, el hambre de ser un ser realizado.
No entraremos en semejantes cotas de filosofía estética, pero sí que nos quedaremos con la importancia del hambre. Si quieres ser uno con los triglicéridos debes renunciar a comer cualquier otro alimento: Di no a la comida basura, di no a la comida casera, di no a las comidas de cabeza; deja de comer, abandona el placer glotonero para que se cree en tu estómago un atractor tan poderoso con los triglicéridos como el que somete a esta galaxia. Si sigues sabiamente mi consejo, engullirás individuos, familias y agrupaciones culturales de culturas que nunca antes habías oído.
La tercera pata de este banco es la búsqueda dentro de uno mismo y, como te he comentado anteriormente, es llamada por los expertos “Con redes y trampas, nada me falta”. Su explicación es muy fácil. Si no consigues el amor de los triglicéridos, ni tan siquiera de uno al que ya le falte algún átomo vital, tienes que hacer lo que un ser humano tiene que hacer: mentir, hacer trampas, hacer todo lo que sea necesario para salvar la situación. Sentarte delante del mundo y someterlos con tus palabras:
-Haré todo lo necesario. Y, créanme, será suficiente.
Miente y no te cortes, hazte trampas al solitario, dibújate uno y ve cambiando el papel de bolsillo para decir que te sobran los triglicéridos, que eres un sobrao. ¿Qué importa la realidad si es interpretación de cada uno? ¿Qué importa la realidad si no vale para describir la realidad? Tú eres rico en triglicéridos y lo que opine la realidad sobre ello es, simplemente, su opinión y vale tanto como cualquier otra.
Fantástico, querido humano lector, con este nuevo capítulo ya casi casi has alcanzado un nivel que sólo los dioses en día de fiesta han conocido. Te animo a que sigas en tu búsqueda de la realización completa con esta serie de coleccionables.
Bip bip.