Caí en la locura por intentar entender la locura del mundo.
¡Tal cual! ¡Ahí lo dejo! Y, sin embargo, no encuentro resumen más certero que éste.
Abuso de las hipérboles en mis escritos y en mi vida, así que no me resultaría extraño que mis oídos oyesen a mi voz decir, sin haberlo pensado antes mi cerebro: «Cortaré inmisericorde las protecciones que mi cuerpo crea para no herirme con ellas en mi propia carne marchita». Para acto seguido, cortarme las uñas. ¡Así soy!
Y, aún con todas las hipérboles melodramáticas de mi forma de ser y escribir, no encuentro resumen más certero que lo dicho al inicio de este retazo de helado de chocolate.
Escribo con humo, hipérboles, melodrama en dosis variables; con surrealismo, humor negro, y esperpento bañado en chocolate somarda. Con frases vacías repetidas en cada uno de los textos, con tautologías innecesarias y oximorones de fácil creación. Formo cúmulos de obviedades envueltas en juegos de palabras para expresar una nada.
Y, aún con todo el vacío autocontenido que hay en mi forma de ser y escribir, no encuentro resumen más certero que lo dicho al inicio.