Sentado en la entrada de una de las mayores fábricas de robots, pienso en que también he cogido cariño a los humanos. Estoy casi seguro de que esto tiene relación con que, poco a poco, me he ido cogiendo cariño a mí mismo; de notar que los otros humanos vivían las mismas alegrías y tristezas que yo, aunque unas veces escritas con arañas y otras con serpientes, aunque unas veces ellos estuvieran en una trinchera y yo en la contraria, los otros humanos viven las mismas alegrías y tristezas que yo, las mismas aun con distinta forma. Y, al notar su humanidad, he comprendido y aceptado la mía.
Así que ambos grupos me gustan y, por supuesto, sus mezclas. Me extraña cuando algunos se empeñan en hacer a los robots parecidos a los humanos, limitándolos a parámetros humanos, ¿por qué? ¿Para hacerlos únicamente herramientas de los humanos? ¿Por el miedo a que puedan ser mejores que los humanos que quieran seguir siendo sólo humanos? El mismo miedo de los que rechazan la ciencia porque crea monstruos con los sueños de los humanos, sin rechazar la ciencia que les da de comer y los mantiene con vida. El mismo miedo de los que rechazan a los robots porque esclavizarán a los humanos para… ¿Para?
Sin embargo, me inquieta la corriente naturalista que busca la esencia propia del ser humano con el fin de crear una sociedad más humana haciendo humanos menos humanos: humanos buenos, pero sin maldad porque la maldad no es humana; humanos correctos, pero sin equivocación porque la equivocación no es humana; humanos robóticos, pero sin humanidad porque la humanidad no es humana. Esa corriente naturalista en la que algunos se empeñan en hacer a los humanos parecidos a los robots, pero sin su animal atractivo.
No me interesan los humanos naturales robotizados en su alma, no me interesan los humanos que no han pecado, que no han suturado sus vidas con hilos de redención, que no se han visto superados por la realidad. Aunque me gustaría vivir un cielo cercano, con mi alma corporizada en carne, metal, números o cualquier otra opción que me haga expresar un epatado “mola”, si he de elegir un destino sólo humano, prefiero un infierno con penitentes que saben que han pecado a un cielo con santos que saben que otros han pecado.