Los cabellos caen sobre su cuerpo, ocultando una identidad que no es de nadie más que de la oferta de este instante, pues su alma estará vendida al postor de la esperanza, aquel que llenará de júbilo un sentido de existencia carente de reflejo sobre la vida. En su propia lluvia las gotas serán voces, lejanas en el tiempo, que resucitarán deseos espectrales que no dejarán dormir a su alma.
Levantará la vista para observar un pasado lleno de equivocaciones, juzgadas como equivocaciones por jueces sin la habilidad de la equivocación; y todo será malo. Todo. No observará nada bueno. Todo será malo. Las gotas de lluvia restallarán contra el suelo prometiendo un diluvio eterno y ubicuo mientras sus cabellos, entre manos, ocultarán todo. Todo.
Todo será malo; todo será lo contrario a lo que tendría que haber sido. Todo salvo el Sol que siempre lucirá por encima de todas las lluvias, de todas las voces, de todos los jueces. Un Sol que siempre brillará para amarte.